Según el autor los libros a los que él les ha encontrado dificultad son los evangelios, ya que las historias de los santos a él le parecen la literatura más equivocada que existe porque esas ideas de héroes son pocas evangélicas. Además el autor dice que los evangelios nos introducen a un mundo tan equivocado y enfermizo que parece salido de una novela rusa. Además piensa que la idea de no resistir al mal es la palabra más profunda del evangelio y que la buena nueva no es una promesa porque es la vida que ya existe, esa que consiste en vivir con amor y sin exclusiones.
También define al odio como la consecuencia de incapacidad de sufrimiento y que del miedo al dolor, hasta de lo que en el dolor hay de infinitamente pequeño, no puede fundar otra cosa que una religión del amor.
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